Las barreras laborales que frenan a la mujer refugiada e inmigrante en la UE, especialmente en Alemnia
Tanto la mujer inmigrante como la refugiada juegan un papel crucial en el crecimiento social y económico, por eso es imprescindible empoderarla para garantizar su integración social-laboral. No obstante, sufre discriminación y desigualdad en Europa según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Retos en la Unión Europea
En Europa, el 51.4% de los inmigrantes, son mujeres según la OIM. Esta misma organización nos revela que el 67% de estas mujeres trabajan, pero en puestos de trabajo poco cualificados.
Las cifras de la Unión Europea revelan un dato destacado respecto al nivel educativo: el 29,3% de las mujeres inmigrantes en la UE tienen un grado superior, dos puntos por encima que los hombres, con un 27%. Incluso las mujeres que vienen de países desarrollados, tienen más dificultades que los hombres en el reconocimiento, convalidación o certificación académica sus habilidades o experiencias profesionales.

Más de 25,4 millones de refugiados están concentrados en Turquía, Líbano, Jordania y Uganda, Alemania tanto como Estados Unidos, aunque este mismo acoge a menos personas. En Europa, se concentran los refugiados en cuatro países de la UE (Alemania, Francia, Suiza y el Reino Unido).
Aun así, siguen enfrentando dificultades en su integración laboral por razón de género y etnia, según el Tribunal de Cuentas Europeo.
Por el otro lado, las mujeres refugiadas afrontan aún más retos, al estar obligadas a abandonar su país y su hogar debido a persecución o conflicto. Así que es factible empoderar a diez millones de mujeres refugiadas, junto con los hombres, para mejorar su vida en el país de acogida y para garantizar una involucración real en la economía.
El caso de Alemania
En los últimos cuatro años, Alemania recibió más de un millón refugiado, la mayoría procedente de Siria, Irak, Afganistán, Eritrea, Somalia e Irán. Las mujeres refugiadas representan el 27% mientras los hombres el 73%. Además, gran parte de ellos pertenecen a un franja edad joven, menos de 30 años.
Respecto a su estado laboral, aproximadamente el 30 % de los refugiados están ejerciendo trabajos a tiempo parcial o completo en Alemania. Solamente el 13% de los empleados son mujeres y de ese porcentaje dos tercios de ellas ganaron por debajo del umbral de salario mínimo en 2018.
A pesar del progreso en la integración de los refugiados en el mercado laboral en Alemania, las mujeres siguen enfrentando diferentes barreras culturales, administrativas y laborales. Aunque juegan un papel significativo en varios sectores laborales y servicios sociales.
Se ajusta su papel al estereotipo de esposa o madre, aunque un tercio de ellas tienen experiencia profesional en su país de origen, según el Instituto Alemán de la investigación Económica.
En particular, existe una brecha en el sistema de asilo con respecto a la integración de estas mujeres, por falta de conocimiento sobre su trasfondo cultural. Asimismo, en 2017 comenzaron a crear programas especializados en apoyar a las mujeres refugiadas.
Barreras Culturales
Beate Bechtold, es una voluntaria alemana, junto con un grupo de voluntarios en el sur de Frankfurt, asisten a familias refugiadas en su integración social y cultural, especialmente a los niños.
La voluntaria señala la influencia del marido hacia algunas de las mujeres afganas, el hecho que les impidan progresar en el trabajo. “Su marido no acepta que vaya a trabajar, quiere que sólo cuide a los niños”, comenta Beachtold sobre el caso de una mujer afgana atendida por ella.
Por otra parte, el embarazo y el cuidado infantil son otras barreras que frenan a estas mujeres según Bechtold. “Cuando tienen el bebé, se les dificulta a las madres refugiadas seguir estudiando la lengua alemana y trabajar, aunque querían”, agrega la voluntaria alemana que lleva desde 2015 atendiendo a las familias refugiadas, especialmente a sus niños.
Algunas de las mujeres que vienen especialmente de los países de oriente medio están distanciadas del mercado laboral por pertenecer a una cultura que les exige la responsabilidad de cuidar a los niños, a los mayores y al hogar. Aunque los datos muestran que estas mujeres han tenido más éxito que los hombres respecto a la experiencia profesional y la gestión administrativa, según el informe de la conferencia internacional sobre ciencias económicas y administración de empresas de Bucarest 2016.
El idioma
Manejar el idioma alemán junto con obtener formación profesional, son las llaves para garantizar la integración en el mercado laboral, social y el sistema educativo. Aunque el gobierno alemán había invertido mucho para empoderar a los refugiados desde 2015, sin embargo, el informe de la Oficina Federal de Auditoría reveló los resultados de la mala calidad de los cursos de idioma y la falta de asistencia. Aún así, la escala de mejoramiento va subiendo desde el año 2017 con los nuevos procedimientos y programas.
“La mayoría de los hombres y mujeres están esforzándose por aprender el idioma alemán para conseguir al menos el nivel B1, lo que les permite a estudiar o trabajar”, subraya Bechtold sobre la importancia de manejar el idioma.
Roza Alhaj es siria, trabaja actualmente como cocinera en un restaurante de marca internacional, según su experiencia en el apoyo psicológico a las mujeres refugiadas, destaca que “las mujeres sufren estrés porque los cursos de idioma alemán en la mayoría de los lugares son muy malos”.
También aclara Alhaj, tras vivir seis años en el país y trabajar en varias organizaciones como voluntaria que “Alemania quiere que la integración vaya dirigida desde los refugiados hacia los alemanes, debería en ambas direcciones”. Es decir, La integración activa necesita tomar iniciativas tanto desde los refugiados como de los ciudadanos, para crear puentes culturales y sociales entre ambos.
Según el autor Hannes Kroeger, «Los refugiados en Alemania tienen un riesgo mucho mayor de sufrir problemas mentales que la población promedio, y estos problemas pueden generar dificultades en la integración social y en el mercado laboral”. No hay que ignorar las traumas que han pasado al vivir la guerra, perder un ser querido, propiedades y trabajo. Además, de sufrir de persecución, discriminación o forzado reclutamiento en el caso de los hombres.
Por eso, es imprescindible crear medidas específicas destinadas a ayudar a los refugiados a hacer frente a sus problemas de salud para que tenga el poder de empezar una etapa nueva en su vida.
Discriminación por llevar el pañuelo
La discriminación por llevar el pañuelo en el ámbito laboral es otro problema frena a las mujeres musulmanas en su búsqueda a encontrar empleo. Según La Agencia Nacional contra la Discriminación, hay algunos empresarios en Alemania creen erróneamente que tienen derecho a negar a las mujeres el derecho a usar un pañuelo en la cabeza, excluyendo efectivamente a muchas mujeres musulmanas solicitantes y cualificadas.
“En Alemania aún hay empresarios que no contraten a una mujer con hijab, porque le ven diferente a ellos al pertenecer a otra religión que no sea cristiana y este es el problema”, asegura Bechtold.
De acuerdo con las experiencias reales de las amigas de El Haj, confirma que “a las mujeres que llevan el velo les resulta difícil encontrar trabajo a pesar de tener un perfil profesional y académico adecuado, además de dominar bien el idioma alemán”.
Por el otro lado la voluntaria siria manifiesta que “muchos de los empleados de la oficina de empleo empujan a los refugiados a trabajar en cualquier trabajo que no sea compatible con su perfil académico y profesional para cortar la ayuda económica del paro”. Afirmando que “les están tratando como si fueran desempleados”. Nadie puede esperar que los refugiados tengan un «comportamiento alemán o europeo» después de participar en un curso de integración, como muchos alemanes desean.
Lo importante es que las dos partes aprendan de sus diferencias culturales, sociales y religiosas para crear un ámbito de convivencia. Además, las relaciones sociales juegan un papel importante en la búsqueda de un trabajo. Según el Instituto Alemán de Investigación Económica (DIW Berlín) 2017, el 43% de los refugiados que habían encontrado su primer trabajo en 2017 fue a través de familiares, amigos o conocidos. Mientras 27 % a través de centro de trabajo o agencias de empleo y el 9 % a través de Internet y periódicos. Hay un incremento notable desde 2016 en relación con la contratación.
Por otro lado, algunos de los refugiados aceptan trabajos que no son compatibles con sus experiencias académicas y profesionales por el miedo a ser deportados si no están contratados o para asegurar que su residencia se extienda a larga duración. Así que la burocracia puede ser uno de los factores que impiden el progreso de estas personas.