La inmigración femenina ha aumentado alrededor de un 8% durante el periodo 2005-2015 según los datos de la OIM. No obstante, España es uno de los países europeos donde la mujer inmigrante y refugiada enfrenta más dificultades en su integración laboral por discriminación, explotación laboral y desigualdad, según la organización Internacional de Migración (OIM).

Dos tercios de los refugiados en España tienen educación superior, mientras que la participación respectiva es inferior al 15% en Alemania, Italia y Croacia, según La OCDE. Una cifra que demuestra las capacidades de estos refugiados.

Fadila Chami, un miembro de SAWT, asociación gallega siria trabaja para empoderar a los inmigrantes y refugiados en Galicia especialmente a las refugiadas sirias, manifiesta que “la situación laboral de las mujeres inmigrantes, extranjeras o refugiadas son iguales que las españolas, no tienen mejor situación respecto al empleo o al paro”. Una realidad que lo demuestra son los datos del Instituto Nacional de Estadísticas donde la situación laboral de la mujer inmigrante está en el último escalón de la estructura social y laboral en España.

Las refugiadas e inmigrantes, se concentran en sectores no calificados, infravalorados y mal pagados, a menudo trabajando de manera ilegal. Revelan los datos que 6 de cada 10 mujeres migrantes trabajan en el ámbito doméstico (cuidado de personas, limpieza…). Los trabajos doméstico-internos representan la cifra más alta con 57% donde más sufren de explotación excesiva.  “Hay muchas irregularidades en el trabajo de hogar, los caseros no pagan el sueldo mínimo ni las horas extras que exceden los horarios acordados en el contrato”, revela Chami, activista española de origen sirio. 

Asimismo, la necesidad de conseguir recursos financieros suficientes para mantener la familia empuja al 18% de mujeres inmigrantes a trabajar más de 51 horas a la semana bajo condiciones laborales malas. Esto sucede en los sectores de industria y agricultura también, 88 de cada 100 mujeres trabajan en aquellos sectores donde los salarios son muy bajos y las irregularidades por parte del empresario son más probables.“Los empresarios de agricultura explotan a los inmigrantes que no tienen papeles y aprovechan de sus necesidades, especialmente a los inmigrantes de áfrica y Latinoamérica”, añade Chami.

Según una encuesta por la OIM en 2015, 50% de las mujeres inmigrantes afirmaron que han sufrido discriminación por su origen étnico especialmente en el ámbito laboral. Fadila trabaja también como empleada de hogar en la Coruña donde afirma que “sufrimos de mucha discriminación por las vestimentas o el origen porque la sociedad tiene falta de información sobre los refugiados o inmigrantes, no saben diferenciar, algunos creen que les van a quitar el trabajo a los españoles y eso no es cierto”. 

Es necesario señalar que España es uno de los países europeos que alcanzó el máximo nivel de población de origen extranjero con 5,7 millones en 2011, según el Padrón municipal. No obstante, es uno de los países europeos con mayor proporción de población que no está bien informada acerca de la inmigración y las cuestiones relacionadas, el 74 % frente al 61% de la media europea.

Chami demuestra la importancia de crear programas para apoyar a las madres inmigrantes y refugiadas junto con los hombres para que sepan que “pueden atender a su familia, aprender el idioma y tener un trabajo en el futuro”. Eso se hace a través de crear medidas y políticas de integración social y laboral, a través de la creación de programas y medidas para gestionar la diversidad en los medios de comunicación, los colegios, las administraciones y el mercado laboral. En consecuencia, se mejorará el reconocimiento social. 

Alexandra Alden, la directora de Singa un movimiento ciudadano internacional, subraya sobre el objetivo de este movimiento de “generar un sistema de apoyo” a través de “proyectos colaborativos” entre la comunidad diversa de Singa que contiene diferentes perfiles de personas inmigrantes, refugiadas y la gente local. “No controlamos el destino de estas personas solo damos el espacio para fomentar sus potencias”, destaca la directora. 

Desde el punto de vista de Alden, es importante tener sentido común y sensibilidad, especialmente con los inmigrantes. “Necesitamos que los inmigrantes tengan voz a través de empoderarles a exponer sus proyectos para estar más visibles”, declara. 

En España, las mujeres inmigrantes tienen dificultades respecto a la conciliación de la vida laboral y familiar. Por eso la directora de la sede de Singa en Barcelona, afirma la importancia de “diseñar programas específicos para empoderar a las mujeres inmigrantes para que se sientan cómodas”. “Mi mensaje es salir de la burbuja y estar en espacios donde se junta con gente local. Así vamos construyendo nueva sociedad para todos y con todos”, transmite Alden su mensaje a todas las mujeres recién llegadas.