Los menores y mujeres en Turquía representan el 75% de 3,6 millones de solicitantes sirios en Turquía. De ellos solo se emitieron 27,930 permisos de trabajo, una cifra bastante modesta en comparación con su cantidad.

Según un estudio de la Universidad de Estambul (2019), los factores que impiden a las mujeres sirias desarrollarse profesionalmente son: la dificultad para dominar el idioma, la dominación masculina, la carga de cuidado infantil y una enorme brecha salarial. 

Por otra parte, las trabas administrativas al homologar u obtener certificaciones educativas y/o profesionales suponen un hándicap para las mujeres sirias especialmente a la hora de buscar trabajo, a pesar de ser una población joven (22,9 % de ellas comprende una edad de 18 a 59 años).

Otros factores como sufridos procedimientos burocráticos tediosos al solicitar permiso de trabajo, entre otros, minan la confianza, seguridad y autoestima de estas mujeres deseosas de sentirse realizadas dentro de un mercado laboral que las excluye de manera velada. Por ello necesitan empoderamiento a largo plazo junto con el hombre en lugar de políticas restrictivas.

La directora ejecutiva de la Asociación Zenobia que trabaja para empoderar a la mujer siria en Gaziantep (Turquía), Ahlam Al Milaji revela que “de las 150 familias sirias que conozco, hay 50 familias especialmente las mujeres, están contratadas por unos empresarios que les exigen a trabajar desde casa para realizar trabajos como preparar alimentos en conserva y artesanías”. 

Muchas mujeres asumen el cuidado de sus niños, además de las otras obligaciones domésticas que suele hacer por pertenecer a una cultura que favorece este tipo de carga sobre la mujer, por eso “prefieren trabajar desde casa para evitar problemas como vienen de una sociedad rural que no acepta el trabajo de la mujer. Además, algunas no tienen títulos universitarios en comparación con otras mujeres sirias”, añade la ingeniera civil Al Milaji. 

Según Acnur, solamente el 15% de las mujeres sirias generan trabajo en Turquía, 56% son amas de casa y 30% no han recibido formación laboral ni tienen experiencia laboral suficiente. La mayoría trabajan en el sector de agricultura y servicios. Además, la brecha salarial en este país es demasiado alta, aproximadamente 94 céntimos de dólar entre las mujeres refugiadas y los hombres. “Hay mujeres sirias con experiencia laboral en la peluquería, pero les dificulta conseguir una formación profesional o convalidar su experiencia laboral en el país de origen por lo tanto un permiso de trabajo”, aclara la directora ejecutiva.

“Estas mujeres sirven al empresario como mano de obra barata, además le beneficia vulnerar sus derechos y así defraude el sistema”, subraya la directora sobre la explotación laboral e ilegal que sucede en las zonas populares donde hay más irregularidades. 

“El empresario despide a los trabajadores o trabajadoras que solicitan un permiso de trabajo legal”, manifiesta la ingeniera civil que lleva siete años viviendo en Gaziantep con su familia.

Además, la residencia temporal que obtienen en Turquía les limita a conseguir un permiso de trabajo. Solamente 7% de las mujeres refugiadas entre 30-44 años trabajan legalmente, según AFAD, mientras otras tienen experiencia laboral, pero tienen dificultades para obtener formación profesional o al menos convalidar sus licenciaturas como el caso de Al Milaje.

“Es imprescindible dar un permiso de trabajo legal a estas mujeres, no solamente darle la formación profesional que necesiten”, añade Milaji. Sin duda, las mujeres que nunca han tenido la oportunidad a trabajar, aunque sea ilegal en su país de origen, la necesidad les ha empujado. Ahora se sientan más productivas e independientes, además poco a poco el entorno a su alrededor va aceptando su derecho de trabajar. 

La directora ejecutiva, afirma describe una realidad:  “el trabajo de las mujeres las ha llevado a entrar en contacto con la sociedad y sentir su independencia económica y, por lo tanto, su fuerza social. De hecho, la sociedad masculina ha aceptado y valorado su trabajo”.

Sugerencias para aumentar la integración laboral

Para garantizar una integración laboral activa en el mercado laboral en Turquía, es necesario derribar los obstáculos culturales, sociales y laborales que frenan a estas mujeres refugiadas sirias. Por un lado, es vital establecer una plataforma digital para permitir a los solicitantes a rellenar la solicitud online para tramitar el permiso de trabajo, según un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos OCDE. 

Por otro lado, Manejar el idioma turco es un problema que enfrenta la mujer refugiada. Por eso, las organizaciones, instituciones turcas junto con la sociedad civil tienen un papel significativo para rellenar la brecha entre ambas para empoderarla más en este sentido a través de crear programas de enseñanza del idioma turco y crear programas socioculturales para mujeres y hombres. También, es importante ofrecerles formación profesional, educación y facilitar el tema de homologar sus estudios universitarios.